UN DÍA EN ALIMENTOS PARA LA VIDA, fotonovela

Dentro de ISKCON Fotos

1512395_733703700036792_9143936813477085852_nPor Pandavanath das_
El grupo de Alimentos para la Vida ya está dejando que los aromas comiencen a viajar al caldero del infierno de los agujeros negros donde, sin querer, se han caído muchos queridos compatriotas. Hay emoción, concentración, el ambiente se torna sobrecargado de devoción.

Ya algunos han donado todos los ingredientes. Ya otros han abandonado múltiples tareas de diversión personal para ser un voluntario de la solidaridad. ¡Ya está lista la comida! Contentos, suben todos a los coches: saben que el máximo tesoro del prasadam viaja hacia la boca de los santos que aguardan.
Ya algunos han donado todos los ingredientes. Ya otros han abandonado múltiples tareas de diversión personal para ser un voluntario de la
solidaridad. ¡Ya está lista la comida! Contentos, suben todos a los coches: saben que el máximo tesoro del prasadam viaja hacia la boca de los santos que aguardan.
En la estación de tren, como moscas sin rumbo zumbando tristezas y desafíos valientes, cientos de transeúntes ven llegar al escuadrón de la felicidad. ¡Llegan tres policías!: “¿qué están haciendo?”. “Comida gratis para la gente”. “¡Oh, qué bueno!, ¿si sobra nos guardan una porción?, parece rico”
En la estación de tren, como moscas sin rumbo zumbando tristezas y desafíos valientes, cientos de transeúntes ven llegar al escuadrón de la felicidad. ¡Llegan tres policías!: “¿qué están haciendo?”. “Comida gratis para la gente”. “¡Oh, qué bueno!, ¿si sobra nos guardan una porción?, parece rico”
El locro vegetariano empieza a cautivar con su multicolor nutrición a los sentidos de los laburantes que vuelvan a casa con hambre luego de la ardua jornada para poder alimentar a su familia. Miran, no entienden. “¿cómo que es gratis, es verdad, o es un chiste?”, se escucha que comentan en la cola.
El locro vegetariano empieza a cautivar con su multicolor nutrición a los sentidos de los laburantes que vuelvan a casa con hambre luego de la ardua jornada para poder alimentar a su familia. Miran, no entienden. “¿cómo que es gratis, es verdad, o es un chiste?”, se escucha que comentan en la cola.
Las mamás primero, con sus niños. Algunos descalzos, con la cara pintada por los vientos tristes del hollín de la vida… Señores con cicatrices en la mente, el corazón y la piel… Mientras comen, otro grupo de devotos, hoy, está cantando muy dulcemente el mantra que todo lo endulza: Hare Krishna suena en el éter
Las mamás primero, con sus niños. Algunos descalzos, con la cara pintada por los vientos tristes del hollín de la vida… Señores con cicatrices en la mente, el corazón y la piel… Mientras comen, otro grupo de devotos, hoy, está cantando muy dulcemente el mantra que todo lo endulza: Hare Krishna suena en el éter
Los niños sonríen… Y pasan otros… los de pelo enmarañado, con los tatuajes de la frustración en su carne interna… con su ropa andrajosa que abriga bien… con sus corazones batiendo el ritmo del paco, y las panzas que al fin comienzan a tapar el aliento a alcohol con el cálido prasadam
Los niños sonríen… Y pasan otros… los de pelo enmarañado, con los tatuajes de la frustración en su carne interna… con su ropa andrajosa que abriga bien… con sus corazones batiendo el ritmo del paco, y las panzas que al fin comienzan a tapar el aliento a alcohol con el cálido prasadam
Las señoras que llegaron desde el centro de América Latina en busca de aquello que la civilización occidental les quitó: su tierra, su campo que les da justa comida… sorprendidas, observan dubitativas, hasta que se sueltan, y ¡piden un plato! Para volver a casa con el corazón más limpio luego de su día laboral.
Las señoras que llegaron desde el centro de América Latina en busca de aquello que la civilización occidental les quitó: su tierra, su campo que les da justa comida… sorprendidas, observan dubitativas, hasta que se sueltan, y ¡piden un plato! Para volver a casa con el corazón más limpio luego de su día laboral.
Los bebitos comen. ¡Hay limonada rica y bombones de avena con dulce de leche exquisitos! Una abuelita de 90 años comiendo un pancito de orégano con lo que aún le quedan de dientes (pero con una sonrisa preciosa) , agradece con los ojos mojados. Humilde, dice la jubilada: “riquísimo”.
Los bebitos comen. ¡Hay limonada rica y bombones de avena con dulce de leche exquisitos! Una abuelita de 90 años comiendo un pancito de orégano con lo que aún le quedan de dientes (pero con una sonrisa
preciosa) , agradece con los ojos mojados. Humilde, dice la jubilada: “riquísimo”.
¡Y nos saludan, de vuelta a su hogar –si tienen-, alegres y calentitos! Pronto volverán sus miradas de tristeza. Y aunque su futuro será incierto, algo cierto ocurrió en ese lago de calma en la estación: el prasadam, la misericordia alimenticia de Srila Prabhupada los iluminó, a través de sus labios.
¡Y nos saludan, de vuelta a su hogar –si tienen-, alegres y calentitos! Pronto volverán sus miradas de tristeza. Y aunque su futuro será incierto, algo cierto ocurrió en ese lago de calma en la estación: el prasadam, la misericordia alimenticia de Srila Prabhupada los iluminó, a través de sus labios.

 

Fuente https://www.facebook.com/krishnaizados?fref=ts